DIZMOR
BETAMETASONA
Solución inyectable
1 Caja, 1 Ampolleta(s), 4/1 mg/ml
1 Caja, 1 Ampolleta(s), 8/2 mg/ml
FORMA FARMACÉUTICA Y FORMULACIÓN:
La ampolleta contiene: Fosfato sódico de betametasona 4.0 mg
Vehículo c.b.p 1 mL.
INDICACIONES TERAPÉUTICAS: Está indicado para el tratamiento de diversas enfermedades reumáticas, del tejido conectivo, dermatológicas, alérgicas, endocrinas, oftálmicas, respiratorias, hematológicas, gastrointestinales y de otros tipos que responden al tratamiento con corticosteroides. El tratamiento con hormona corticosteroide es un coadyuvante a la terapéutica convencional. Esta preparación está indicada cuando se necesita o desea un efecto corticosteroide rápido e intenso.
Trastornos endocrinos: Insuficiencia corticosuprarrenal primaria o secundaria (conjuntamente con mineralocorticosteroides, si aplica); insuficiencia suprarrenal aguda en el periodo preoperatorio o en caso de traumatismos o enfermedad grave en pacientes con insuficiencia suprarrenal conocida o cuando la reserva corticosuprarrenal es dudosa; choque que no responde al tratamiento convencional si existe o se sospecha insuficiencia corticosuprarrenal; adrenalectomía bilateral; hiperplasia suprarrenal congénita; tiroiditis aguda, tiroiditis no supurativa, hipercalcemia asociada con cáncer; fiebre reumática aguda.
Trastornos musculoesqueléticos: Puede administrarse como terapia coadyuvante para tratamiento a corto plazo (para ayudar al paciente durante un episodio agudo o una exacerbación) en artritis gotosa aguda, artritis reumatoide; artritis psoriática; espondilitis anquilosante; bursitis aguda o subaguda; fibrositis, epicondilitis; tenosinovitis no específica aguda; miositis; heloma, carditis reumática aguda.
También puede ser útil en el tratamiento de tumores quísticos de una aponeurosis o tendón (ganglión).
Enfermedades del tejido conectivo: Durante una exacerbación o como terapia de mantenimiento en casos específicos de lupus eritematoso sistémico, carditis reumática aguda, escleroderma y dermatomiositis.
Enfermedades dermatológicas: Pénfigo; dermatitis herpetiforme bulosa, eritema multiforme grave (Síndrome de Stevens-Johnson); dermatitis exfoliativa, micosis fungoide; psoriasis grave; eczema alérgico (dermatitis crónica); dermatitis seborreica grave y urticaria.
La administración intra-lesional está indicada para el tratamiento de queloides; lesiones hipertróficas localizadas, infiltradas, líquen plano inflamatorio; placas psoriásicas; granuloma anular y líquen simple crónico (neurodermatitis), lupus eritematoso discoide; necrobiosis lipoide de los diabéticos; alopecia areata; hemangioma infantil.
Estados alérgicos: Control de condiciones alérgicas graves o incapacitantes, que no responden al tratamiento convencional en: rinitis alérgica estacional o perenne, pólipos nasales, asma bronquial (incluso estado asmático), dermatitis de contacto, dermatitis atópica (neurodermatitis), y en reacciones de hipersensibilidad a los medicamentos, reacciones transfusionales, edema laríngeo agudo no infeccioso, enfermedad del suero.
Enfermedades oftálmicas: Procesos alérgicos e inflamatorios graves, agudos y crónicos que afectan los ojos y sus anexos, como conjuntivitis alérgica, queratitis, úlceras marginales corneales alérgicas, herpes zóster oftálmico, iritis e iridociclitis, coriorretinitis, inflamación del segmento anterior, uveítis posterior difusa y coroiditis, neuritis óptica; oftalmopatía simpática, retinitis central y neuritis retrobulbar.
Enfermedades respiratorias: Neumonitis por aspiración, sarcoidosis sintomática; síndrome de Loeffler que no puede tratarse por otros medios; beriliosis; tuberculosis pulmonar fulminante o diseminada cuando se acompaña concurrentemente de quimioterapia antituberculosa apropiada, enfisema pulmonar; fibrosis pulmonar.
Trastornos hematológicos: Trombocitopenia idiopática y secundaria en adultos; anemia hemolítica adquirida (autoinmune); eritroblastopenia (anemia eritrocítica) y anemia hipoplásica (eritroide) congénita; reacciones transfusionales.
Enfermedades gastrointestinales: Para ayudar al paciente durante periodos críticos de colitis ulcerativa, enteritis regional (Enfermedad de Crohn).
Enfermedades neoplásicas: Para el tratamiento paliativo de leucemias y linfomas en adultos y leucemia aguda en niños.
Enfermedades renales: Para inducir la diuresis o remisión de proteinuria en el síndrome nefrótico idiopático o debido a lupus eritematoso.
Choque: El principio del tratamiento corticosteroide coadyuvante en el choque se basa en los efectos farmacológicos más que en un reemplazo fisiológico.
Edema cerebral (aumento de la presión intracraneal): Los beneficios clínicos del tratamiento corticosteroide coadyuvante en el edema cerebral probablemente se deriven de la depresión de la inflamación cerebral. Los corticosteroides no deben considerarse como un reemplazo de procedimientos neuroquirúrgicos. Son valiosos para reducir o impedir el desarrollo del edema cerebral asociado con traumatismo quirúrgico u otro traumatismo craneoencefálico, accidentes cerebrovasculares y tumores cerebrales primarios o metastásicos.
Episodios de rechazo de aloinjertos renales: Betametasona ha demostrado eficacia en el tratamiento del rechazo primario clásico agudo y tardío, conjuntamente con el tratamiento convencional en la prevención de rechazo de trasplante renal.
Uso antes del parto para prevención del síndrome de insuficiencia respiratoria en neonatos prematuros: Betametasona está indicado como tratamiento profiláctico de la enfermedad de membrana hialina en neonatos prematuros cuando se administra a las madres (antes de la semana 32 de gestación).
Trastornos diversos: Meningitis tuberculosa con bloqueo subaracnoideo o bloqueo inminente cuando la administración se acompaña concurrentemente de quimioterapia antituberculosa apropiada; triquinosis con afección neurológica o miocárdica, parálisis de Bell.
FARMACOCINÉTICA Y FARMACODINAMIA:
Propiedades farmacodinámicas:
Grupo farmacoterapéutico: Glucocorticoides, Código ATC: H 02 AB 01.
La betametasona es un glucocorticoide sintético (9 alfa-fluoro-16-beta-metilprednisolona). La betametasona tiene una actividad potente antiinflamatoria, inmunosupresora y antialérgica.
La betametasona no tiene efectos mineralocorticoides clínicamente significativos.
Los glucocorticoides se dispersan a través de las membranas celulares y forman complejos con los receptores citoplasmáticos específicos. Estos complejos posteriormente entran en el núcleo de la célula, se unen al ADN (cromatina) y estimulan la transcripción de ARN mensajero y la síntesis de proteínas de varias enzimas. Éstas son finalmente las responsables por los efectos observados en el uso de glucocorticoides sistémicos. Además de su efecto significativo en la inflamación y en los procesos inmunes, los glucocorticoides también tienen efecto en el metabolismo de los carbohidratos, proteínas y lípidos. Finalmente, también tienen un efecto en el sistema cardiovascular, en el músculo esquelético y en el sistema nervioso central.
Efecto en la inflamación y en los procesos inmunes: Las propiedades antiinflamatorias, inmunosupresoras y antialérgicas de los glucocorticoides son una parte sustancial de sus usos terapéuticos. El aspecto principal de estas propiedades es: disminución de las células inmunológicamente activas en el sitio de la inflamación, disminución de la vasodilatación, estabilización de las membranas lisosomales, inhibición de fagocitos, disminución de la producción de prostaglandinas y sustancias relacionadas.
La actividad antiinflamatoria es alrededor de 25 veces mayor que la que produce la hidrocortisona, y de 8 a 10 veces mayor que la producida por la prednisolona (calculada con base al peso). 100 mg de hidrocortisona son equivalentes a 4 mg de betametasona.
Efecto en el metabolismo de los carbohidratos y proteínas: Los glucocorticoides estimulan el catabolismo proteico. En el hígado, los aminoácidos liberados son convertidos en glucosa y en glucagón por medio de la gluconeogénesis. La captación de glucosa en los tejidos periféricos disminuye, lo que conlleva a la hiperglucemia y a la glucosuria, especialmente en pacientes con predisposición diabética.
Efecto en el metabolismo de lípidos: Los glucocorticoides tienen una actividad lipolítica. Esta lipólisis es más pronunciada en las extremidades. También tienen un efecto lipogénico que ocurre principalmente en el tronco, el cuello y la cabeza. Integralmente, estos efectos conllevan a una redistribución de los depósitos de lípidos.
La actividad farmacológica máxima de los corticosteroides aparece tiempo después del pico de los niveles plasmáticos, esto sugiere que gran parte de los efectos de estos medicamentos no resultan de una actividad directa del medicamento, sino de la modificación de la actividad enzimática.
Propiedades farmacocinéticas: El fosfato sódico de betametasona es absorbido desde el sitio de la inyección e induce los efectos terapéuticos, y otros efectos farmacológicos, tanto localmente como sistemáticamente.
El fosfato sódico de betametasona es altamente soluble en agua y es metabolizado en el cuerpo generando la betametasona, que es el esteroide biológicamente activo. Aproximadamente, 5.3 mg de fosfato sódico de betametasona es equivalente a 4 mg de betametasona.
Después de la administración oral y parenteral, la vida media plasmática de la betametasona es mayor de 5 horas. La vida media biológica está entre 36 y 54 horas. Después de una inyección intramuscular, la concentración pico plasmática del fosfato sódico de betametasona se registra después de 60 minutos, y el corticosteroide se excreta casi completamente en el primer día. La actividad farmacológica persiste después de la desaparición de los niveles plasmáticos medibles. La betametasona es metabolizada en el hígado.
CONTRAINDICACIONES: Betametasona está contraindicado en pacientes con micosis sistémicas, en los que presentan reacciones de hipersensibilidad a la betametasona o a otros corticosteroides o a cualquier componente de este producto; en pacientes que padecen diabetes mellitus, glaucoma, úlcera péptica activa, o que están consumiendo fármacos aumentan la eliminación de potasio, anticoagulantes cumarínicos o digital.
RESTRICCIONES DE USO DURANTE EL EMBARAZO Y LA LACTANCIA: Como no se han realizado estudios controlados de reproducción en el ser humano con el uso de corticosteroides, el uso de estos medicamentos durante el embarazo o en mujeres en edad reproductiva requiere que los beneficios potenciales del medicamento sean valorados contra los riesgos potenciales para la madre y el feto.
Los datos publicados indican que aún no está claro el beneficio profiláctico de corticosteroides más allá de la semana 32 de gestación. Por lo tanto, el médico debe evaluar los beneficios contra los riesgos potenciales para la madre y el bebé cuando se usen corticosteroides después de la 32a semana de embarazo.
Los corticosteroides no están indicados en el tratamiento del síndrome de membrana hialina después del nacimiento.
En el tratamiento profiláctico de la enfermedad de membrana hialina en neonatos prematuros, los corticosteroides no deben administrarse a pacientes embarazadas que presenten síntomas de preeclampsia, eclampsia o evidencia de daño placentario.
Los lactantes nacidos de madres que recibieron dosis elevadas de corticosteroides durante el embarazo deben observarse cuidadosamente por signos de insuficiencia suprarrenal. Cuando las madres recibieron betametasona durante el periodo prenatal, los neonatos presentaron disminución transitoria de la secreción de la hormona de crecimiento fetal y probablemente de las hormonas hipofisiarias que regulan la producción de corticosteroides por las glándulas suprarrenales fetales. Sin embargo, la supresión de la hidrocortisona fetal no interfirió con las respuestas hipofisiarias-suprarrenales al estrés después del nacimiento.
Los corticosteroides cruzan la barrera placentaria y se secretan en la leche materna.
Debido al paso transplacentario de corticosteroides a lactantes de madres a las que se les administraron corticosteroides durante todo o parte del embarazo, deben examinarse por cataratas congénitas; esta alteración es posible pero no frecuente.
Las pacientes a las que se les administraron corticosteroides durante el embarazo deben vigilarse durante y después del trabajo de parto por cualquier síntoma de insuficiencia suprarrenal secundaria a estrés asociado con el parto.
REACCIONES SECUNDARIAS Y ADVERSAS: Los efectos adversos de Betametasona son los mismos que se han reportado para otros corticosteroides, y se relacionan con la dosis y la duración del tratamiento. Normalmente estos efectos pueden revertirse o reducirse al mínimo disminuyendo la dosis, lo que generalmente es preferible a la suspensión del tratamiento.
Cardiovasculares: Hipertensión, insuficiencia cardiaca congestiva en pacientes susceptibles.
Trastornos de líquidos y electrólitos: Retención de sodio, pérdida de potasio, alcalosis hipocalemia; retención de líquidos.
Musculoesqueléticas: Debilidad muscular, miopatía por esteroides, pérdida de masa muscular, progresión de los síntomas en miastenia gravis, osteoporosis, fracturas vertebrales por compresión, necrosis aséptica de las cabezas femoral y humeral, fracturas patológicas de huesos largos, ruptura de tendones, inestabilidad de las articulaciones por administración intra-articular repetida.
Gastrointestinales: Úlcera péptica con posibilidad de perforación y hemorragia, pancreatitis, distensión abdominal, esofagitis ulcerativa, hipo.
Dermatológicas: Deterioro de la cicatrización de heridas; atrofia cutánea; piel frágil y delgada; petequias y equimosis; eritema facial; incremento en la diaforesis; supresión de la reacción a las pruebas cutáneas; reacciones como dermatitis alérgica; urticaria, edema angioneurótico.
Neurológicas: Convulsiones, aumento de la presión intracraneal con papiledema (pseudotumor cerebral) generalmente después del tratamiento, vértigo, cefalea.
Psiquiátricas: Euforia, cambios del estado de ánimo, depresión mayor a manifestaciones francamente psicóticas, cambios en la personalidad, hiper-irritabilidad e insomnio.
Endocrinológicas: Irregularidades menstruales; desarrollo de un estado cushingoide; disminución del crecimiento en pacientes pediátricos; falta de respuesta suprarrenal e hipofisiaria secundaria (particularmente en periodos de estrés, como en casos de traumatismo, cirugía o enfermedad); reducción de la tolerancia a carbohidratos, manifestaciones de diabetes mellitus latente, aumento de las necesidades de insulina o de hipoglucemiantes orales en pacientes diabéticos, dislipidemia con incremento de los triglicéridos, colesterol total y lipoproteínas de baja densidad, se puede precipitar la porfiria.
Oftálmicas: Catarata sub-capsular posterior; aumento de presión intraocular, glaucoma; exoftalmos, visión borrosa.
Metabólicas: Balance nitrogenado negativo debido a catabolismo proteico.
Otras: Reacciones anafilactoides o de hipersensibilidad, así como hipotensión similar a choque, infecciones en general.
Los corticosteroides pueden alterar la movilidad y número de espermatozoides en algunos pacientes.
Otras reacciones adversas relacionadas con el tratamiento con corticosteroides parenterales incluyen casos raros de ceguera asociados con el tratamiento intra-lesional alrededor de la cara y cabeza, hiperpigmentación o hipopigmentación, atrofia subcutánea y cutánea, abscesos estériles, inflamación en el sitio de la inyección (después de uso intra-articular) y artropatía de Charcot.
PRECAUCIONES EN RELACIÓN CON EFECTOS DE CARCINOGÉNESIS, MUTAGÉNESIS, TERATOGÉNESIS Y SOBRE LA FERTILIDAD: No hay información disponible.
INTERACCIONES MEDICAMENTOSAS Y DE OTRO GÉNERO:
Amfotericina B inyectable y agentes que eliminan potasio: Cuando los corticosteroides se administran de manera concomitante con agentes que eliminan potasio (es decir, amfotericina B, diuréticos), debe observarse estrechamente a los pacientes por el posible desarrollo de hipocalemia. Ha habido reporte de casos en los que el uso concomitante de amfotericina B e hidrocortisona fue seguido por crecimiento cardiaco e insuficiencia cardiaca congestiva.
Antibióticos: Se ha reportado que los antibióticos macrólidos ocasionan una disminución importante de la eliminación de corticosteroides.
Anticoagulantes, orales: La co-administración de corticosteroides y warfarina usualmente resulta en la inhibición de la respuesta a la warfarina, aunque ha habido algunos reportes conflictivos. Por lo tanto, deben monitorearse los parámetros de coagulación de manera frecuente, para mantener el efecto anticoagulante deseado.
Antidiabéticos: Debido a que los corticosteroides pueden incrementar las concentraciones de glucosa sanguínea, pueden requerirse ajustes en la dosis de los hipoglucemiantes.
Medicamentos antituberculosos: Pueden disminuir las concentraciones séricas de isoniazida.
Glucósidos digitálicos: Los pacientes con glucósidos digitálicos pueden estar en riesgo de tener arritmias, debido a hipocalemia.
Estrógenos, incluyendo anticonceptivos orales: Los estrógenos pueden disminuir el metabolismo hepático de ciertos corticosteroides, incrementando por lo tanto su efecto.
Inductores de enzimas hepáticas (p. ej., barbituratos, fenitoína, carbamazepina, rifampicina): Los medicamentos que inducen actividad enzimática metabolizadora de fármacos de microsomas hepáticos pueden aumentar el metabolismo de corticosteroides y requerir que se incremente la dosis del corticosteroide.
Interacciones con inhibidores potentes del CYP3A4: Los corticosteroides (incluyendo la betametasona) son metabolizados por el CYP3A4.
Se ha reportado que el ketoconazol disminuye el metabolismo de ciertos corticosteroides hasta en 60%, lo que lleva a un incremento en el riesgo de efectos colaterales de los corticosteroides.
La coadministración con inhibidores potentes del CYP3A4 (p. ej. itraconazol, claritromicina, ritonavir, productos que contengan cobicistat) puede incrementar las concentraciones plasmáticas de corticosteroides y aumentar potencialmente el riesgo de efectos sistémicos por corticosteroides.
Se debe evaluar el beneficio de la coadministración contra el riesgo potencial de presentar efectos sistémicos por corticosteroides. En caso de coadministración, los pacientes deben ser monitoreados en busca de efectos sistémicos de corticosteroides.
Antiinflamatorios no esteroideos (AINEs): El uso concomitante de aspirina (u otros antiinflamatorios no esteroideos) y corticosteroides incrementa el riesgo de efectos colaterales gastrointestinales. La aspirina debe ser usada con precaución en conjunto con los corticosteroides en pacientes con hipoprotrombinemia. Puede incrementar la depuración de salicilatos con el uso concurrente de corticosteroides.
Pruebas cutáneas: Los corticosteroides pueden suprimir las reacciones a las pruebas cutáneas.
ALTERACIONES EN LOS RESULTADOS DE PRUEBAS DE LABORATORIO: Los corticosteroides pueden afectar la prueba de nitro-azul de tetrazolio para infección bacteriana y dar resultados falsos negativos y pueden suprimir las reacciones a las pruebas cutáneas.
PRECAUCIONES GENERALES: Se han informado eventos neurológicos graves, algunos que resultaron en muerte, con la inyección epidural de corticosteroides. Los eventos específicos informados incluyen, entre otros, infarto de médula espinal, paraplejía, cuadriplejía, ceguera cortical y accidente cerebrovascular. Estos eventos neurológicos graves se han informado con y sin el uso de fluoroscopia. No se han establecido la seguridad y eficacia de la administración epidural de corticosteroides, y los corticosteroides no están aprobados para este uso.
Han ocurrido casos excepcionales de reacciones anafilactoides/anafilácticas, con posibilidad de choque, en pacientes que recibieron tratamiento parenteral con corticosteroides. Se deben tomar medidas precautorias apropiadas en pacientes con antecedentes de reacciones alérgicas a los corticosteroides.
Es obligatorio usar una técnica estrictamente aséptica durante la administración de Betametasona.
Este producto contiene bisulfito de sodio, un sulfito que causa reacciones de tipo alérgico, inclusive síntomas anafilácticos y episodios asmáticos potencialmente fatales o menos graves en personas susceptibles.
Betametasona debe administrarse con precaución a pacientes con púrpura trombocitopénica idiopática, cuando se use la vía intramuscular.
La administración intramuscular de corticosteroides debe ser profunda, en masas musculares grandes para evitar la atrofia tisular local.
La administración en tejidos blandos, intraarticular e intralesional de un corticosteroide puede causar efectos sistémicos así como locales.
Es necesario examinar el líquido articular para excluir un proceso séptico. Debe evitarse la inyección local en una articulación previamente infectada. El aumento del dolor y la tumefacción local, más la restricción en el movimiento de la articulación, la fiebre y el malestar sugieren una artritis séptica. Si se confirma el diagnóstico de sepsis se debe instituir el tratamiento antimicrobiano apropiado.
Las inyecciones repetidas dentro de articulaciones con osteoartritis pueden aumentar la destrucción de la articulación. Evitar la inyección de corticosteroides directamente en los tendones porque ha ocurrido ruptura tardía del tendón.
No se recomienda la inyección dentro de un área infectada o en una articulación inestable.
Después del tratamiento intra-articular con corticosteroides, el paciente debe tener cuidado de no usar excesivamente la articulación en que se ha obtenido el beneficio sintomático.
Con el tratamiento corticosteroide a largo plazo, se debe considerar la transferencia de la administración parenteral a la oral después de evaluar los beneficios y riesgos potenciales.
Puede ser necesario ajustar la dosis en presencia de remisión o exacerbación de la patología, y ante la exposición del paciente a estrés, como en el caso de infección grave, cirugía o traumatismos. Puede ser necesario mantener la vigilancia hasta durante un año después de suspender el tratamiento corticosteroide a largo plazo o con dosis elevadas.
Los corticosteroides pueden exacerbar las infecciones micóticas sistémicas y por lo tanto no deben usarse en presencia de tales infecciones, a menos que sean necesarios para controlar reacciones medicamentosas.
Los corticosteroides pueden enmascarar algunos signos de infección pudiendo también desarrollarse nuevas infecciones durante su uso. Cuando se usan corticosteroides, puede ocurrir una reducción de la resistencia e incapacidad para localizar la infección.
El uso prolongado de corticosteroides puede causar cataratas sub-capsulares posteriores y glaucoma con posible daño de los nervios ópticos, pudiendo también reforzar infecciones oculares secundarias causadas por hongos o virus.
Las dosis normales y elevadas de corticosteroides pueden aumentar la presión arterial, la retención de sal y agua y la excreción de potasio. Es menos probable que estos efectos ocurran con los derivados sintéticos, excepto cuando se utilizan a dosis elevadas. Puede considerarse la restricción dietética de sal y los suplementos de potasio. Todos los corticosteroides aumentan la excreción de calcio.
Los pacientes que estén recibiendo tratamiento corticosteroide no deben vacunarse contra la viruela. No deben someterse a otros procedimientos de inmunización en pacientes que reciben corticosteroides, especialmente a dosis elevadas, debido a los posibles riesgos de complicaciones neurológicas y a la falta de respuesta de los anticuerpos. Sin embargo, se puede inmunizar a pacientes que reciben corticosteroides como tratamiento de reemplazo, por ejemplo en el caso de la enfermedad de Addison.
Debe advertirse a los pacientes que reciben dosis inmunosupresoras de corticosteroides que eviten la exposición a la varicela o al sarampión y, en caso positivo, que consulten al médico. Esto es especialmente importante en los niños.
La terapia con corticosteroides en pacientes con tuberculosis activa debe restringirse a los casos de tuberculosis fulminante o diseminada en los que el corticosteroide se utiliza en forma concomitante con un tratamiento antituberculoso adecuado.
Si los corticosteroides están indicados en pacientes con tuberculosis latente o reacción a la tuberculina, es necesario observarlos estrechamente ya que puede ocurrir reactivación de la enfermedad. Durante la terapia prolongada de corticosteroides, los pacientes deben recibir quimioprofilaxis. Si se usa rifampicina en un programa quimio-profiláctico, debe tenerse en cuenta que aumenta la depuración metabólica hepática de los corticosteroides; puede ser necesario ajustar la dosis del corticosteroide.
Debe usarse la dosis más baja posible de corticosteroide para controlar el padecimiento que se esté tratando; cuando sea posible reducir la dosis, ésta debe ser gradual.
La insuficiencia suprarrenal secundaria inducida por fármacos puede minimizarse por la reducción gradual de la dosis. Esta insuficiencia relativa puede persistir durante meses después de la descontinuación del tratamiento; por lo tanto, si hay estrés durante ese periodo, deberá reinstalarse la corticoterapia. Puesto que la secreción de mineralocorticoides puede estar afectada, deberán administrarse de manera concurrente sal y/o un mineralocorticosteroide.
El efecto corticosteroide aumenta en pacientes con hipotiroidismo o con cirrosis.
Se recomienda precaución al administrar corticosteroides a pacientes con herpes ocular simple, debido a la posibilidad de perforación corneal.
Con la corticoterapia pueden desarrollarse trastornos psiquiátricos. La inestabilidad emocional, cambios agudos del humor y afecto, depresión, euforia, agitación o tendencias psicóticas previas pueden agravarse con los corticosteroides.
Los corticosteroides deben utilizarse con precaución en los siguientes casos: Colitis ulcerativa inespecífica, porque puede haber un riesgo de perforación inminente; diverticulitis; anastomosis intestinal reciente; úlcera gastrointestinal activa o latente; esofagitis erosiva, insuficiencia renal; hipertensión, osteoporosis y miastenia gravis.
Como las complicaciones del tratamiento con glucocorticoides dependen de la dosis y la duración del tratamiento, se deben considerar los riesgos y beneficios potenciales en cada paciente.
Como la administración de corticosteroides puede modificar las tasas de crecimiento e inhibir la producción endógena de corticosteroides en lactantes y niños, el crecimiento y desarrollo de estos pacientes deben vigilarse cuidadosamente cuando han recibido tratamiento prolongado.
Los corticosteroides deben ser utilizados con precaución en pacientes con diabetes mellitus. Los corticosteroides incrementan los niveles de glucosa y pueden requerir la modificación de la dosis de insulina u otros medicamentos hipoglucemiantes.
Los resultados de un estudio único, multicéntrico, aleatorizado y controlado con otro corticosteroide, hemisuccinato de metilprednisolona, mostraron un incremento de la mortalidad temprana (a las 2 semanas) y mortalidad tardía (a los 6 meses) en pacientes con traumatismo craneoencefálico que habían recibido metilprednisolona, comparado con placebo. No se han establecido las causas de mortalidad en el grupo de metilprednisolona. Debe hacerse notar que este estudio excluyó a pacientes en los que se pensó que había una clara indicación para el uso de corticosteroides.
Se pueden producir alteraciones visuales con el uso sistémico y tópico de corticosteroides (incluyendo intranasales, inhalados e intraoculares). Si un paciente presenta síntomas como visión borrosa u otras alteraciones visuales, se debe consultar con un oftalmólogo para que evalúe las posibles causas, que pueden ser cataratas, glaucoma o enfermedades raras como coriorretinopatía serosa central (CRSC), estas causas se han reportado tras el uso de corticosteroides sistémicos y tópicos.
DOSIS Y VÍA DE ADMINISTRACIÓN: Betametasona puede usarse para administración intravenosa, intramuscular e intra-articular.
Las dosis son variables y deben individualizarse con base en la enfermedad específica, su gravedad y la respuesta del paciente.
La dosis inicial de Betametasona para adultos puede alcanzar hasta los 8 mg de betametasona por día, dependiendo de la enfermedad específica que se esté tratando. En situaciones de menor gravedad generalmente serán satisfactorias dosis más bajas, mientras que en algunos pacientes puede ser necesario recurrir a dosis iniciales altas.
La dosis inicial debe mantenerse o ajustarse hasta observar una respuesta satisfactoria. Si después de un periodo razonable esto no ocurre, debe suspenderse el tratamiento con Betametasona y transferir al paciente a otro tratamiento apropiado.
La dosis intramuscular pediátrica inicial usual varía de 0.02 a 0.125 mg por kg de peso corporal por día. En lactantes deben observarse las mismas dosis y consideraciones que en el caso de adultos, con las mismas proporciones indicadas por la edad o el peso corporal.
Aunque Betametasona puede administrarse por varias rutas, en situaciones de urgencia se recomienda recurrir a la vía intravenosa.
Betametasona también puede administrarse por goteo intravenoso, conjuntamente con solución salina isotónica o solución de dextrosa en la cantidad deseada de solución. En estos casos, se debe agregar Betametasona a la solución al momento de la administración. Las soluciones no utilizadas deben desecharse de acuerdo con las políticas para desechos de medicamentos de las que disponga la institución.
Cuando se observe una respuesta clínica favorable, debe determinarse la dosis apropiada de mantenimiento reduciendo la dosis inicial en cantidades pequeñas, a intervalos apropiados, hasta alcanzar la dosis mínima efectiva.
La exposición del paciente a situaciones de estrés no relacionadas con la enfermedad que se está tratando, puede necesitar de un aumento en la dosis de Betametasona. Si el medicamento se suspende después del tratamiento prolongado, la dosis debe reducirse gradualmente.
Recomendaciones de dosis de acuerdo con la enfermedad:
Edema cerebral: Puede ocurrir evidencia objetiva y subjetiva de mejoría dentro de las primeras horas después de la administración de Betametasona a dosis de 2 a 4 mg de betametasona. Los pacientes con alteración del estado de alerta pueden recibir dosis convencionales que varían de 2 a 4 mg cuatro veces al día.
Rechazo de injertos renales: A la primera evidencia y diagnóstico de rechazo agudo o tardío, se debe administrar Betametasona por vía IV en forma de goteo constante; la dosis inicial es de 60 mg de betametasona durante las primeras 24 horas. Pueden existir variaciones menores en la dosis de acuerdo con las circunstancias individuales de cada paciente.
Uso antes del parto para la prevención del síndrome de insuficiencia respiratoria en neonatos prematuros: Cuando se considere necesario inducir el trabajo de parto antes de la 32a semana de gestación o cuando el parto es prematuro antes de la 32a semana de gestación y es inevitable debido a complicación obstétrica, se recomienda administrar Betametasona 4 a 6 mg de betametasona, por vía intramuscular cada 12 horas, durante 24 a 48 horas (2 a 4 dosis) antes del tiempo esperado del parto. La necesidad de iniciar el tratamiento por lo menos 24 horas (y preferiblemente 48 a 72 horas) antes del parto, reside en dar tiempo suficiente para que el corticosteroide ejerza su acción y produzca efectos clínicamente observables.
Betametasona también debe considerarse para el tratamiento profiláctico si se sabe que el producto presenta una proporción baja de lecitina-esfingomielina en el líquido amniótico. En tal situación se recomienda utilizar el mismo esquema terapéutico, incluso los intervalos de dosis antes del parto, como se sugiere arriba.
Padecimientos osteomusculares: Las dosis recomendadas dependen del tamaño de la articulación o del sitio a tratar:
Sitio |
Betametasona |
Articulaciones grandes (cadera) |
2.0 a 4.0 mg |
Articulaciones pequeñas |
0.8 a 2.0 mg |
Bursa |
2.0 a 3.0 mg |
Vaina de tendones |
0.4 a 1.0 mg |
Heloma |
0.4 a 1.0 mg |
Tejidos blandos |
2.0 a 6.0 mg |
Ganglios |
1.0 a 2.0 mg |
Reacciones transfusionales: Para la prevención de reacciones transfusionales, se debe administrar 4 a 8 mg de betametasona por vía intravenosa inmediatamente antes de iniciar la transfusión sanguínea. Los corticosteroides no deben mezclarse con la sangre. Con las transfusiones repetidas puede administrarse nuevamente la misma dosis de betametasona hasta un total de cuatro veces durante 24 horas, si es necesario.
Administración subconjuntival: Los corticosteroides solubles se administran frecuentemente por vía sub-conjuntival para numerosos padecimientos oculares que responden a los corticosteroides. La dosis usual es de 2 mg de betametasona.
MANIFESTACIONES Y MANEJO DE LA SOBREDOSIFICACIÓN O INGESTA ACCIDENTAL:
Síntomas: No se espera que una sobredosis aguda con glucocorticoides, incluyendo betametasona, dé lugar a una situación potencialmente fatal. Excepto en las dosis más extremas, es improbable que unos pocos días de administración excesiva de glucocorticoides produzcan daño si no existen contraindicaciones específicas, como en el caso de pacientes con diabetes mellitus, glaucoma o úlcera péptica activa, o en pacientes que estén tomando medicamentos como digital, anticoagulantes cumarínicos o diuréticos que eliminan potasio.
Tratamiento: Las complicaciones que se presenten por los efectos metabólicos de los corticosteroides o de los efectos propios de las enfermedades subyacentes o concomitantes, o las que sean el resultado de interacciones medicamentosas, deben tratarse del modo apropiado.
Se deberá mantener la ingestión adecuada de líquidos y vigilar los electrólitos séricos y urinarios, con atención especial al equilibrio de sodio y potasio. Tratar el desequilibrio electrolítico si es necesario.
PRESENTACIONES:
Caja con una ampolleta con 4 mg/1 mL.
Caja con una ampolleta con 8 mg/2 mL.
RECOMENDACIONES SOBRE ALMACENAMIENTO: Consérvese a no más de 30°C.
Consérvese la caja bien cerrada.
LEYENDAS DE PROTECCIÓN:
Literatura exclusiva para médicos. No se deje al alcance de los niños. Su venta requiere receta médica. En caso de embarazo y la lactancia consulte a su médico. No se use por tiempos prolongados.
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